Parte I
Caminaba
Arturo por el sendero viejo hacia a su casa. Un sudor frio brotó por
su piel, se estremeció y recordó que la noche anterior en ese mismo lugar permaneció por unos minutos sin poder
moverse, totalmente paralizado. En la mañana cuando despertó, no supo en realidad lo que entre las tinieblas lo inmovilizó y ahora que sigue
el mismo camino, espera que esa experiencia no lo sorprenda nuevamente. Mientas pensaba, su
perro curiosamente corrió y se hizo adelante, pronosticó lo que iba a ser de nuevo un encuentro inevitable con lo que podría parecer el peor de sus pensamientos.