Parte I
Caminaba
Arturo por el sendero viejo hacia a su casa. Un sudor frio brotó por
su piel, se estremeció y recordó que la noche anterior en ese mismo lugar permaneció por unos minutos sin poder
moverse, totalmente paralizado. En la mañana cuando despertó, no supo en realidad lo que entre las tinieblas lo inmovilizó y ahora que sigue
el mismo camino, espera que esa experiencia no lo sorprenda nuevamente. Mientas pensaba, su
perro curiosamente corrió y se hizo adelante, pronosticó lo que iba a ser de nuevo un encuentro inevitable con lo que podría parecer el peor de sus pensamientos.
El sudor frio se mezclaba con la penumbra de la noche, comenzó a sentir suavemente que el roce de los arboles pequeños quemaban su piel. Era extraño, respiraba sin control, se sentía agitado, la botellita con agua que le lleno su tia antes de salir no alcanzó a calmar su desesperación, era imposible, su hora estaba cerca y su vida ahora pasaba en un flash de recuerdos, cada respiro le atormentaba el pecho, su garganta se expandía y su lengua no reaccionaba. De rodillas, Arturo pretendía aferrarse a la vida, su perro yacía tirado unos metros más arriba moribundo, sin fuerzas. Un olor insoportable venia ahora a consumar su desdicha, entre la zozobra y el clamor se debatía su vida, entre el perdón o el olvido se quedaban sus actos, entre la montaña y la niebla descansaba poco a poco su alma, con veinte años Arturo no merecía morir, con veinte años conociendo su desgracia, encuentra salvación de la mano sombría de una mujer que lo invita a levantarse, Arturo no la escucha, su cuerpo sucumbe, la mujer toma su mano, le da de beber y en un respiro Arturo despega su pena , en un respiro, se aleja de la muerte.
Cansado no
reconoce la mujer, trata de mirarla a los ojos y le es imposible. Ella con vos sublime susurra al oído, Él sabe
que todo termino, es hora de ir a casa, se apresura a tomar camino, ya su perro lo espera en sus cuatro patas, como si nada, mañana ojala encuentre alguna respuesta, hoy
por lo menos tratara de descansar……..
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